Según la sabiduría popular, el perro es el mejor amigo del hombre. Sin embargo, pese a esta máxima, lo cierto es que durante todo el año, y especialmente en la época estival, varios de estos animales son abandonados por sus dueños. Muchos propietarios se amparan en la imposibilidad de llevarse consigo a los canes durante su periodo vacacional, mientras que otros se desentienden de ellos por su excesiva agresividad o, simplemente, por hartazgo.
En lo que va de año, 759 perros han sido abandonados a su suerte en parques, calles o carreteras de Vitoria. Pese a ello, las cifras son alentadoras. Según los datos del Centro de Protección de Animales (CPA) de Armentia, el 95 % de estos animales ha conseguido una nueva familia de acogida.
El total de ingresos de perros incluye tanto a los recogidos por los profesionales del servicio como a los entregados por sus dueños o, como señala Pepe Fernández Basterra, veterinario municipal del centro de Armentia, los perros de entrada o de salida rápida, es decir, los que pasan pocas horas en el centro antes de ser recuperados por sus dueños. Éstos suponen aproximadamente una cuarta parte de los canes desasistidos.
sacrificios Sin embargo, no todo es de color de rosa en el centro. A pesar de sus esfuerzos, los responsables del lugar no son capaces de salvar a todos sus ocupantes, este año han fallecido 28 perros por causas naturales y otros 14 han tenido que ser sacrificados, bien por su sufrimiento extremo o por su peligrosidad. Así, en las instalaciones de la perrera municipal aún quedan 83 canes que buscan dueño. Armentia cuenta con colaboradores, además de los trabajadores habituales del recinto.
Un ejemplo de ello es la labor realizada por la Asociación Protectora de Animales SOS Vitoria que durante años viene cooperando con el centro y se encarga de una de las áreas más importantes: la búsqueda de familias de acogida en Alemania. El país germano lleva años adoptando cientos de perros de procedencia alavesa y la ONG es la encargada de coordinar su traslado. Fernández Basterra reconoce la importancia de estos colaboradores que, diariamente, ayudan en el desarrollo del centro. "Son una pieza fundamental", dice. También agradece la ayuda de los alemanes porque "sin ellos nos veríamos desbordados, desde 2004 vienen siendo nuestra válvula de escape", reconoce.
Así pues, aunque la cifra de animales abandonados sigue siendo preocupante, hay que elogiar a esos ciudadanos que acuden a los centros de acogida y combaten así el dudoso comportamiento de algunos dueños.