vitoria. Una semana después de ser presentado en sociedad, el acuerdo alcanzado por Eusko Alkartasuna y la izquierda abertzale ilegalizada sigue recorriendo camino tratando de superar aún los obstáculos que ralentizan su avance: las dificultades que encuentra para incluir a otras formaciones susceptibles de participar en esa confluencia soberanista y de izquierdas, y la amenaza de la Ley de Partidos, que pende como una espada de Damocles sobre la apuesta electoral que pueda alumbrar.
Aralar es a todas luces el principal invitado al que los firmantes de este acuerdo esperan ver sentado a su mesa. Pero es precisamente esa presentación del polo soberanista como un proyecto construido entre dos y que no tiene en cuenta las consideraciones que hubieran podido hacer las demás formaciones la clave que explica las reticencias de Aralar.
Así lo expresaba ayer Mikel Basabe en un debate radiofónico que mantuvo con otros parlamentarios y así lo hizo también horas después el coordinador de la formación en Navarra, Txentxo Jimémez. Basabe combinó en su intervención la crítica al proceso de elaboración de este acuerdo con la crítica al propio contenido final del mismo, tomando los problemas que ha creado la tibia respuesta Batasuna dio a los incidentes violentos que han tenido lugar a las primeras de cambio como ejemplo del error que ha supuesto la exclusión de su partido de esta primera fase de diálogo. "Si en la gestación hubiera estado Aralar, el resultado habría sido diferente. Habría bastantes puntos que habrían cambiado para estar mejor defendidos", aseguró.
a mesa puesta Basabe respondía así al enésimo guiño que le hizo desde EA Maiorga Ramírez, quien repitió una vez más que "el acuerdo está abierto a todos" los partidos que quieran sumarse a él. Según defendió el dirigente navarro de EA, su formación está "convencida" de que su acuerdo con la izquierda abertzale ilegalizada "sitúa a ETA en el camino irreversible hacia su disolución", y por eso pidió al arco político que no lo torpedee. Sin embargo, en Aralar existe la sensación de que se les está ofreciendo sentarse a mesa puesta y sin tener demasiada capacidad para modificar los términos del acuerdo. Por eso, Basabe subrayó que este partido "tiene aportaciones que hacer", pero apuntó también que "si la invitación es para sumarse a un texto en el que no hemos participado", será "un poco más complicado" que logre el apoyo de Aralar; unas declaraciones que suscribió Txentxo Jiménez, quien abundó en las "grandes carencias" que su formación aprecia en este acuerdo antes de dejar la puerta a "valorar todo con calma" en un encuentro que este partido mantendrá próximamente con EA y Batasuna.
Por otra parte, ante el obstáculo que puede suponer la Ley de Partidos, el parlamentario del PSE Óscar Rodríguez advirtió de la "muy comprometida" posición en que, a su juicio, ha quedado EA tras embarcarse en esta apuesta que se sustenta en un texto "decepcionante", que no ha supuesto el "punto de inflexión" que se podía esperar, y que no hace ni una mención a ETA.