vitoria. Fantasma. Dícese de la imagen de algo negativo que atormenta o supone una amenaza para alguien. La definición, entresacada del Diccionario del uso del español de María Moliner, encaja a la perfección con el miedo que dan las palabras esgrimidas por Mariano Rajoy en los últimos días. El líder popular ha decidido redoblar su apuesta por la continuidad de la central nuclear de Santa María de Garoña, conocida como la de las mil grietas por los continuos incidentes de seguridad que la acosan desde hace años y que tanto asustan a los vecinos del recinto. Hasta ahí, nada anormal, ya que el discurso conservador siempre ha sido partidario de mantener en funcionamiento el centro del burgalés Valle de Tobalina, ubicado a escasos kilómetros de la muga alavesa y a pocos más de Vitoria. Y eso pese a que la planta atómica ha amortizado con creces su periodo de vida útil y al clamor popular existente a favor del desmantelamiento del complejo eléctrico. Lo novedoso de la nueva situación es que Rajoy pide ahora la revisión del cierre amortiguado de la central, previsto para 2013, desde una posición de fuerza y como condición inexcusable para ofrecer al Gobierno central, debilitado por las circunstancias, un pacto de Estado en materia energética que le alivie, por ejemplo, de tener que tomar decisiones como la subida de los recibos de la luz, que incrementaría aún más su desgaste e impopularidad.

El caso es que PP y PSOE están inmersos en un proceso de conservaciones que tratan de lograr un pacto energético que regule el modelo eléctrico para el Estado en los próximos años. Bajo esas perspectivas, el PP ya ha puesto sobre la mesa, al menos, una condición: que la planta nuclear siga funcionando más allá de 2013. De conseguirlo, el camino para la firma de una entente con el gabinete liderado por José Luis Rodríguez Zapatero se recorrería de forma más liviana. "Voy a pedir que se revise el cierre de Garoña. Hay que hacer un nuevo mix con los costes reales de cada fuente de energía y llegar a un acuerdo con todos los operadores", subrayó ayer el líder popular en el transcurso de un desayuno de trabajo celebrado en Nueva Economía Fórum.

Las palabras del máximo responsable del Partido Popular forman parte de un discurso global que arremete contra la política energética desarrollada por el Gobierno del PSOE, responsable de la decisión de cerrar Garoña en 2013. "¿Por qué un hombre cierra una central nuclear contra el criterio de todo el mundo? Si es peligroso, que cierre todas", sentenció antes de continuar con una declaración de intenciones: "La política energética que se ha hecho en España en los últimos tiempos consiste fundamentalmente en la subida de la luz y en un lío monumental, todo basado en prejuicios, supuestas ideologías y demagogias baratas".

Respuesta del gobierno central Para rebajar las pretensiones de la formación conservadora, la vicepresidenta primera del ejecutivo central, María Teresa Fernández de la Vega, consideró "poco razonable" y un mal síntoma que Rajoy ponga condiciones "radicales" para alcanzar un Pacto de Estado. Bajo ese prisma, añadió que "todas las partes tienen que asumir alguna renuncia. Un pacto es acordar pero no es imponer. Será necesario dialogar para alcanzar un acuerdo muy importante para los ciudadanos y para el futuro de la economía". En este contexto, Fernández de la Vega insistió en que no deben adelantarse acontecimientos ni prefijar condiciones. "Hay que ir con espíritu de acordar, de buscar aproximación en los elementos en los que hay posiciones más comunes y no en los más divergentes".

Por último, la organización ecologista Greenpeace, en boca de su responsable Carlos Bravo, señaló que si el Gobierno revisa la orden de cierre de la central nuclear, el PSOE "traicionaría totalmente su programa electoral y energético". Con estas palabras, la organización conservacionista intentó responder ayer a unas declaraciones previas formuladas este jueves por el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, y recogidas por este diario, en las que dejaba entrever que no se cerraba a una posible revisión de la orden de cierre de la planta burgalesa.

En este sentido, Bravo censuró al ministro por estar "en una postura de acoso y derribo a las renovables y de apoyo a la nuclear". Por todo ello, la ONG consideró que no es el más indicado para evaluar cómo llegar a un modelo energético limpio y sostenible. "Si por llegar a un pacto con el PP traiciona su propio programa electoral, sería traicionar a todo su electorado".

Por último, desde Nuclenor, propietaria de la central, recibieron las palabras de Rajoy con los brazos abiertos y recordaron que "Garoña está en perfectas condiciones para operar, al menos, hasta 2019", a pesar de que la orden de cierre está prevista para julio de 2013. El el director de comunicación de Nuclenor, Antonio Cornadó, señaló que "si se abre la posibilidad de que todas las centrales nucleares operen a largo plazo en España, sería una buena noticia para el sector".