JERUSALÉN. AI considera que el bloqueo supone un castigo colectivo para los 1,4 millones de palestinos que residen en ese territorio, en clara violación del derecho internacional.
El Ejecutivo israelí resolvió hoy "flexibilizar" el sistema de entrada a Gaza de lo que denomina "bienes civiles", y anunció que "se ampliará el flujo de materiales para proyectos bajo supervisión internacional, al tiempo que continuará los procedimientos de seguridad existentes para impedir la entrada de armas y material de guerra".
Pero para el director para Oriente y Medio y Norte de África de AI, Malcolm Smart, la decisión no es suficiente: "El anuncio deja claro que Israel no tiene intenciones de acabar con su castigo colectivo a la población civil de Gaza, sino sólo aliviarlo".
Y defendió que "cualquier medida que ayude a reducir la horrenda crisis humanitaria en Gaza debe ser bienvenida, pero Israel debe cumplir con sus obligaciones como potencia ocupante bajo el derecho internacional y levantar de inmediato el bloqueo".
El responsable de la organización con sede en Londres, consideró que tan importante como permitir la entrada de productos a Gaza es autorizar que las exportaciones puedan salir de ese territorio, lo que no se menciona en el comunicado del Gobierno israelí.
"La prohibición a la vasta mayoría de las exportaciones, materiales de construcción y el movimiento de personas ha destruido la economía de Gaza, y empujado a su población al desempleo, la pobreza y la dependencia de las agencias de ayuda para su supervivencia", advirtió Smart.
La organización internacional alerta de que el actual bloqueo hace extremadamente difícil a los palestinos en Gaza vivir, e incluso recibir la adecuada asistencia médica, así como hace virtualmente imposible abandonar el territorio por razones como visitar a familiares, cursar estudios universitarios o trabajar en el extranjero.
Israel inició el cerco a la franja de Gaza en junio de 2006, tras la captura por parte de milicias palestinas -entre ellas el brazo armado de Hamás- del soldado israelí Guilad Shalit, y lo redobló un año más tarde después de que el movimiento islamista se hiciera con el poder del territorio, tras enfrentarse a las fuerzas leales al presidente palestino, Mahmud Abás.
El Estado judío arguye que con el bloqueo pretende debilitar a Hamás e impedir el flujo de armas y munición a la franja palestina que luego serán empleados para atacar suelo israelí.