vitoria. Siembran el caos cada vez que aparecen por Vitoria y por ello la Ertzaintza les tiene en su punto de mira. Aunque se trata de los más buscados por la Policía autonómica en materia de robos y sus fotografías ilustran los papeles fotocopiados que viajan a bordo de los coches patrulla, sobre ellos no pesa orden judicial de captura alguna. No tienen cuentas pendientes con la Ley, pero se sabe que no vienen a hacer turismo. Precisamente por ello, cuando los agentes les localizan e identifican, se dedican a seguirlos y a impedir que perpetren nuevas fechorías. El listado de los malhechores más buscados está integrado por seis personas, cuatro de ellas de origen rumano y otras dos oriundas de Marruecos. Entre todos, suman un registro de antecedentes penales tan extenso como un listín de teléfonos al uso.
Hurtos, robos, sustracciones, atracos... La relación se eleva a la categoría de letanía interminable. Los cuatro delincuentes rumanos son especialistas en asaltos de cierta magnitud. Todos ellos residen fuera de Álava, más concretamente en Bizkaia. Dos son familiares y residen en Portugalete. De vez en cuando, todos ellos se dan un paseo por tierras alavesas a la caza y captura de bares y empresas. O bien practican un butrón y desvalijan la caja fuerte y el almacén de una firma o revientan la persiana de un bar y arrasan con todo lo que encuentran dentro.
Hace unos meses, los responsables del Departamento vasco de Interior los vincularon a una serie de asaltos a tragaperras en locales de hostelería de Vitoria. Llegaban de noche, entraban por la fuerza en el recinto y vaciaban la máquina, que siempre guarda una cantidad considerable de dinero en las tolvas. Atracaban en torno a media docena de locales de una tacada y luego desaparecían durante una buena temporada. Lo mismo sucedía con los atracos cometidos en empresas. Varios robos seguidos y siempre en las mismas zonas. Luego, humo. Amasan un pequeño botín y lo estiran hasta que se les agota antes de volver a las andadas. Una especie de Le llaman Bodhi en versión modesta. Dos de ellos suelen recorrer las calles de Vitoria a bordo de un Audi A6, un vehículo que la Ertzaintza conoce bien y que las patrullas rastrean en cuanto le echan el ojo encima. Si se sienten perseguidos, pisan el acelerador y encaran la larga recta del Portal de Foronda de vuelta a Bilbao.
atraco con glamour Este caso de delincuencia no es nueva por estos lares. Las fuerzas policiales conocen a los individuos que tienen que vigilar, pero al carecer de pruebas suficientes es imposible su encausamiento. En este sentido, entre los asaltos de guante blanco con firma de Europa del Este llevados a cabo en Vitoria, la Policía autonómica recuerda bien el caso de una pareja de ciudadanos de origen checheno y residentes en Barcelona, concretamente en una de las zonas nobles de la ciudad, en los aledaños del parque Güell. Estos dos hombres, ayudados por otra pareja, protagonizaron un suculento robo en una vivienda de Lakua. Su red de información les hizo llegar que en el domicilio se guardaban joyas de gran valor y se hicieron con ellas. Quiso la fortuna que una vecina que les vio salir de la casa llamara a la Ertzaintza y facilitase su descripción. Al cabo de cinco minutos una patrulla los detenía en las inmediaciones del edificio desvalijado. Aunque arrojaron las bolsas con las joyas a un contenedor y dijeron a los agentes que se las habían encontrado, la historia no coló.
Cuando llegó el día del juicio, las personas que se encontraban en el Palacio de Justicia observaron cómo ambos ciudadanos chechenos, altos, con buena planta y curtidos en el gimnasio, se presentaron en la sala vestidos con ropa de marca de la cabeza a los pies y con un abogado de prestigio. Incluso la novia de uno de ellos, una mujer de gran belleza y glamour a tenor de lo relatado por los presentes, llegó expresamente de Barcelona en avión para apoyar moralmente a los imputados. Finalmente, su letrado llegó a un acuerdo y pasaron una breve estancia de pocos meses en la cárcel. Su situación en España era completamente legal, ya que ambos regentan una empresa de construcción perfectamente establecida. Inmaculada, de hecho. De esta forma, disponen de papeles de residencia y es virtualmente imposible dictar una orden de expulsión. Todo atado y bien atado.
El terror de mariturri Los dos ciudadanos de origen marroquí que completan esta relación de los más buscados están, por contra, afincados en Álava. No es éste el único factor que les diferencia de sus compañeros de listado. Su modus operandi también difiere de sus colegas rumanos, ya que estos se especializan en robos más sencillos. Se han especializado en arrasar con los trasteros y los garajes de las comunidades de los nuevos barrios de la ciudad. No establecen ningún tipo de sistema selectivo y le dan a todo lo que se les ponga por delante. Son, en palabras de los propios agentes, capaces de abrir un coche para llevarse unas gafas baratas de imitación.
Se han convertido en la pesadilla de los vecinos de Zabalgana y sobre todo de los de Mariturri, aunque no desdeñan otras zonas de la capital alavesa. La Ertzaintza también les atribuye diversos asaltos a desvanes y vehículos estacionados en el barrio de Sansomendi.