Vitoria. Ni en un Pleno que se cerró con el apoyo unánime de la Cámara a una iniciativa de control de la acción del Gobierno Vasco se pudo vivir una jornada tranquila en el Parlamento Vasco, hasta donde llegan cada día las salpicaduras que la lucha partidista proyecta desde los demás foros públicos.
Ayer se debatía una iniciativa a través de la que el PP pretendía que la Cámara obligara al Ejecutivo a dar cuentas cada seis meses sobre el cumplimiento del calendario legislativo. Pero, al contrario de lo que muchos esperaban, lo que en un principio prometía ser la escenificación de un nuevo pulso entre dos socios de gobierno que marcan sus distancias de cara a la carrera electoral, pronto se convirtió en una balsa de aceite gracias al acuerdo que el PSE aceptó firmar con el PP por el que se ejercerá el control al Ejecutivo de forma anual en vez de hacerlo cada seis meses.
pitos y palmas Firmado el pacto que franqueaba las puertas del respaldo unánime de una Cámara lógicamente ávida de ejercer su función de control, el Pleno arrancó con el aplauso de la impulsora de la proposición no de ley original al esfuerzo que propició el acuerdo. Así, Esther Martínez, que había dejado asomar previamente su crítica a la "tardanza" que mostró el Gabinete López al presentar el calendario legislativo, se felicitó de que se haya "llenado esta laguna" gracias a su marcaje, lo que no se esforzó por rebatir el socialista Óscar Rodríguez, que se centró en poner en valor el el ejercicio de transparencia que esto supondrá.
La pizca de sal la puso el portavoz de EB, Mikel Arana, al mostrarse decepcionado irónicamente -o no tanto- por que al final no hubiera habido el esperado "rifirrafe" entre PP y PSE. Y la carga de profundidad, el portavoz del PNV, cuyo apoyo al texto no evitó su crítica hacia populares y socialistas. A los primeros, Javier Carro les acusó de defender una transparencia que luego no "llevan a la práctica" cuando gobiernan. De los segundos dijo que le "cuesta ver" esa virtud cuando aún no muestran claramente cuál es su programa de gobierno. Después, les acusaría de "mentir más de lo que hablan", de "marear la perdiz" y de "huir del trabajo como un gato escaldado" en una batería crítica tras la que se intuyó la tensión que preside el trato entre dos partidos que tratan de fomentar el trabajo conjunto, pero se zancadillean como se ha visto esta semana, cuando los medios han conocido antes que el propio PNV la oferta de pactos concretos que quedó en remitirle el lehendakari.
Ésta es una Cámara curiosa en la que, aunque se apruebe un texto unánimemente, se hace "de forma rara, a mamporros", concluyó Rodríguez.
Después, preocupados por cómo podrían volver a sus casas en medio del temporal, sus señorías cerraron el acuerdo y suspendieron la sesión.