Arriba, en una hilera de escaños vacíos, se sienta el Grupo Mixto del Parlamento Vasco. Mikel Arana, Jesús Mari Larrazabal y Gorka Maneiro conforman una curiosa entente, o al menos heterogénea, unida por el interés de abarcar el máximo posible de actividad en una Cámara donde el siguiente grupo con menos representantes les supera en un miembro. Abarcan lo que pueden y aprietan allí donde es posible, y de hecho han conseguido colocar alguna que otra pica en la Cámara, logrando el apoyo de los grandes grupos.
Jesús Mari Larrazabal reconoce que cada uno de los integrantes del Mixto "tiene su pelaje", pero "la relación interpersonal es muy buena, con las discrepancias evidentes". De hecho, han logrado consensuar un sistema de trabajo interno que establece sustituciones "por criterios técnicos, que no políticos, que esperamos la Mesa apruebe en breve".
Y, ¿cómo se puede controlar a la vez el tema del TAV, el euskera o la polémica en torno al colegio Hijas de la Cruz de Santurtzi? "Me decían ayer en San Sebastián que gracias a que soy un todoterreno me puedo arreglar con tantos temas distintos. Hay cuestiones de más peso técnico que hago yo mismo, pero cuento con el asesoramiento de los técnicos de EA, que siguen los temas con aportaciones muy precisas". Eso sí, "lo duro es pasar de un tema a otro que está en las antípodas en dos segundos. Además, creo que soy el único de los que tratan todos los temas que no lee papeles. Me provoca desagrado que en una réplica se lea el papel que se ha traído aunque no tenga nada que ver con la respuesta que se ha dado. Yo sólo llevo una carpeta con un guión y siempre respondo a las objeciones que se me plantean", afirma.
Hay varias propuestas que Larrazabal ha logrado sacar adelante, y de las que se siente orgulloso, como la que pide a ETB que programe películas en inglés subtituladas en castellano, la iniciativa sobre el cierre de Garoña o la que apostaba por la línea del metro de Rekalde, "a la que el PNV votó que sí después de haberla rechazado siempre", recuerda.
Sin embargo, la iniciativa que le causó "una gran alegría" fue la que planteaba medidas contra la pobreza extrema. "Es algo con lo que no puedo, un tema que me preocupa mucho, y no sólo en términos de caridad, también de justicia. Cuando logras algo así, la hora y media de coche para volver a casa se hace mucho más agradable. Otros días te preguntas para qué has venido", señala.
Mikel Arana confiesa cuál es el secreto para representar a Ezker Batua en todos los temas que se tratan en el Parlamento. "Básicamente metemos muchas horas, no queda más remedio. Preparar los plenos, plenos de control y ponencias nos complica mucho la vida. Lo arreglamos viniendo todos los días al Parlamento, y casi casi cerrándolo. También nos resignamos a que muchos temas no los podamos llevar todo lo estudiados que nos gustaría", confiesa.
Afortunadamente, Arana cuenta con "un equipo que hace un trabajo fabuloso y me facilita las cosas, proporcionándome mucha información o preparando discursos. El que va a las comisiones soy yo -continúa-, pero es como si fuéramos tres. Intentamos apañarnos, porque tampoco hemos querido seleccionar los temas, a algunos les damos más importancia, pero creemos que debemos estar en todo aquello en lo que EB deba tener voz", apunta.
Un duro ejemplo de lo que supone estar solo lo ha vivido Arana durante el pasado puente de la Inmaculada, que pasó entre papeles, dentro del despacho. Es necesario hacerlo para no ser cazado en la tribuna por quienes cuentan con más medios para trabajar los temas. "Puede pasar, pero a medida que avanza el periodo de sesiones empiezas a conocer por dónde te va a venir cada uno. Ahora nos cazan menos, pueden tener más datos, pero todos sabemos de qué estamos hablando", afirma. Además, buena parte de las cuestiones que se tratan en el Parlamento tienen mucho de opinión política. "Nuestros posicionamientos sobre el alejamiento de los presos, la tortura, el euskera, los modelos lingüísticos o los consensos en torno a las víctimas, están en el programa de Ezker Batua y tampoco hace falta prepararlo demasiado, explica.
Arana ha logrado convencer al Parlamento en varias cuestiones. Una de las que más satisfecho le han dejado ha sido la de la limitación del salario de los altos cargos de la banca que han utilizado ayudas públicas. "La sacamos por unanimidad, y era un tema en el que no había precedentes. Lamentablemente son temas que los medios recogen, pero la satisfacción es lo importante", afirma.
Gorka Maneiro ha debutado este año, al igual que su partido, en el Parlamento Vasco. Su balance hasta la fecha es satisfactorio, aunque el trabajo "supone un esfuerzo grandísimo. En mi caso -prosigue-, aunque tengo un buen grupo de apoyo, exige muchas horas, la lectura de mucha documentación y trabajar bien los temas para poder posicionarnos". Al contrario que Arana, Maneiro ha optado por seleccionar y evitar dar su opinión sobre algunos temas "sectoriales o de menor importancia".
UPyD se basa en "trasladar su programa al Parlamento sin ningún tipo de complejos, aunque en algún caso nos hayamos quedado solos". Maneiro no tiene inconveniente en votar ciertas cuestiones con los nacionalistas, pese a ser el mayor azote de las tesis de PNV, Aralar o de su compañero de escaño, Jesús Mari Larrazabal. "No somos sectarios en ese sentido", explica el parlamentario, contento por su trayectoria hasta la fecha en la Cámara.
"Tengo que hablar de todo, pero creo que lo estamos llevando bien, para la sorpresa de mucha gente. Mantenemos un discurso a la altura de los demás grupos, y hemos conseguido el apoyo de la mayoría de los partidos a algunas de nuestras proposiciones", reivindica.