VITORIA. "La memoria y el recuerdo de lo acaecido es, sin duda, el mejor reconocimiento que la sociedad vasca y sus instituciones podemos prestar a las personas que han padecido la lacra de la violencia terrorista". Hace tres años empezó un inédito camino con la solicitud del perdón a las víctimas del terrorismo; disculpas por los años de olvido, por una deuda que comenzó a saldarse en la capital vizcaína y que continuó por los mismos derroteros el pasado año en Donostia con un mensaje claro: "no se puede pagar ningún precio político para conseguir la paz". Bajo estas bases, Vitoria añadió ayer un nuevo pilar al trabajo institucional y social reclamado durante décadas por este colectivo: la memoria.
Maixabel Lasa, directora de la Oficina de Atención de Víctimas y viuda del ex gobernador civil de Gipuzkoa Juan Mari Jáuregui, puso voz sobre al escenario del Teatro Principal el sentir de las más de 600 víctimas que ayer se reunieron en el tercer acto de homenaje tributado por las instituciones vascas.
Ante una platea abarrotada de damnificados por la violencia y de una nutrida y policromática representación de dirigentes políticos -con el lehendakari actual, Patxi López, y los ex jefes el Ejecutivo vasco, Juan José Ibarretxe, José Antonio Ardanza y Carlos Garaikoetxea, a la cabeza-, Lasa reclamó un esfuerzo conjunto por plasmar en la memoria colectiva que escribe la historia "la versión del inocente", "sin dar pábulo a justificaciones y a razones que nadie entiende".
Tal y como adelantó la propia Lasa en la entrevista publicada el domingo por este periódico, el acto de ayer supuso un punto de inflexión en las iniciativas institucionales dirigidas al colectivo de damnificados por el terrorismo; el cierre de una etapa de grandes homenajes que, a su vez, abre las puertas al trabajo menos mediático pero igual de importante del día a día para reconocer y solidarizarse con las víctimas.
La defensa de este "antídoto contra el olvido" también formó parte de la intervención del catedrático de filología y ex rector de la UPV, Pello Salaburu, quien hizo especial hincapié en la "responsabilidad social de todos" ante situaciones en las que "se está intentando ensalzar a un delincuente", como él describió las recibimientos que reciben condenados por delitos de terrorismo al volver a sus lugares de residencia, mientras convocatorias en defensa de las ciudadanos cuyas vidas siguen amenazadas apenas reúnen en ocasiones a "decenas de personas".
Estas dos intervenciones encabezaron el acto gasteiztarra con el colofón de las palabras pronunciadas por familiares de las cinco últimas víctimas mortales de ETA. Todos ellos, al igual que los demás invitados, fueron recibidos minutos antes del acto institucional por el lehendakari en un hotel próximo al teatro. Así comenzó una jornada llena de emociones y recuerdos que, a pesar de incidir en heridas aún sin cicatrizar, forman parte de la demanda de los damnificados por el terrorismo para que el ejemplo de sus allegados contribuya al fin de estos episodios. "Son nuestra memoria colectiva", argumentó el lehendakari desde el escenario.
Patxi López defendió la estrategia empleada por el Gobierno Vasco desde la llegada de los socialistas como un camino trazado para "no dejar impune a la ideología" que lleva al terrorista a empuñar un arma. "Nosotros a eso le llamamos deslegitimación del terrorismo", añadió.
Su mensaje a los familiares presentes en el Principal recuperó la apuesta de este tercer encuentro institucional. "Ayer pedíais el reconocimiento y hoy pedís memoria. Pero la memoria sois vosotros. Siempre que os veamos caminar con la frente alta recordaremos el horror pasado", señaló el jefe del Ejecutivo autonómico.