Los negociadores del Parlamento Europeo y de los Veintisiete han alcanzado este martes 7 de junio un acuerdo para imponer el cargador único USB-C a partir de otoño de 2024 a una quincena de dispositivos electrónicos portátiles. Entre los aparatos afectado por esta medida se encuentra los teléfonos móviles, las tabletas, las cámaras digitales, los auriculares, los miniauriculares inalámbricos, las consolas de videojuegos, eReaders, los teclados o los dispositivos de navegación.

Fuera de esta obligación quedan los artículos que por ser demasiados pequeños no serían compatibles con ese modelo de puerto, como es el caso de los relojes inteligentes, los monitores de actividad y otros aparatos para la práctica deportiva.

Esta norma también será obligatoria para ordenadores portátiles, aunque en aparatos las instituciones europeas han previsto un periodo adicional de 18 meses desde la entrada en vigor de la norma para dar al sector tiempo suficiente de adaptación.

Esta entrada en vigor se prevé para otoño de 2024, dos años después de que tanto el Parlamento Europeo como el Consejo adopten de manera formal este acuerdo después del verano de este 2022.

"¡Hoy hemos hecho realidad el cargador común en Europa! Los consumidores europeos se sintieron frustrados durante mucho tiempo con la acumulación de múltiples cargadores con cada dispositivo nuevo. Ahora podrán utilizar un único cargador para todos sus dispositivos electrónicos portátiles", dijo el ponente de la propuesta en la Eurocámara, el eurodiputado socialdemócrata por Malta Alex Agius Saliba.

"El interés general de la UE ha prevalecido", añadió el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, en su cuenta de Twitter.

La Comisión Europea lleva impulsando este acuerdo desde hace trece años, cuando en 2009, alcanzó un acuerdo voluntario con los principales fabricantes de dispositivos móviles, que permitió reducir de 30 a tres los cargadores existentes: el USB 2.0 Micro B, el USB-C y el Lightning, exclusivo de Apple.

Ese pacto, sin embargo, expiró en 2014 y el pasado mes de septiembre el Ejecutivo comunitario lanzó una nueva propuesta que fructificó hoy

Objetivos de la norma

Uno de los objetivos de la nueva legislación es tanto reducir la basura electrónica en la Unión Europea como evitar que los consumidores tengan que adquirir cables y cargadores nuevos cada vez que compren un dispositivo nuevo, ya que a partir de la reforma el usuario podrá elegir con cada compra si incluir o no un artículo de carga.

Según los datos de la UE, recogidos por al agencia Europa Press, cada año se generan entre 11.000 y 13.000 toneladas de residuos electrónicos en el espacio comunitario y con la generalización del cargador único los europeos podrán ahorrarse unos 250 millones de euros en soluciones de carga innecesarias.

Entre las novedades, también se incluye la obligación de informar y etiquetar de forma clara las opciones de carga, así como indicar si el producto viene o no con cargador, con el objetivo de evitar confusiones y facilitar la elección. Además, la velocidad de carga también queda armonizada para dispositivos que admiten carga rápida, lo que permitirá a los usuarios cargar sus dispositivos a la misma velocidad con cualquier cargador compatible.

Pero esto solo es el primer paso, ya que conscientes del uso cada vez más frecuente de cargas inalámbricas en los dispositivos comercializados en la UE, la Eurocámara y los Veintisiete emplazan a la Comisión a actualizar la regulación cuando existan soluciones de carga compatibles con diversos fabricantes.