Expresan con hechos su filosofía. Para uno de los grandes nombres del vino de Rioja, Barón de Ley, la fe en el viñedo propio es uno de los pilares de su modo de hacer. Quizá, por eso, los racimos que maduran en las 600 hectáreas de vides de la firma se prensan y trasiegan a barricas en el corazón de un monasterio del siglo XVI. Añaden a la fé en el viñedo propio, la obsesión por la relación calidad-precio y la apuesta por la innovación continua.

"Viñedo, eso es lo primero que significa el concepto de chateau francés, que es el que nosotros seguimos", recalca el gerente de bodegas Barón de Ley, Pablo Tascón. Y se explica: "normalmente, en Rioja las bodegas adquieren la uva a agricultores o, incluso, a menudo hasta grandes marcas, compran el vino ya elaborado; Barón de Ley nace con la idea de elaborar el vino de nuestros propios viñedos". Y aquellos racimos que no recibieron el sol en terrenos de la propiedad, lo hicieron en los que rodean la bodega. Ese es el concepto de chateau francés. Ese es el eje sobre el que se levantó la bodega y todavía se trata de un pilar fundamental para Barón de Ley.