A pesar de que ahora se escuche continuamente eso de que los actuales 40 años son los 30 de antes, no se puede aplicar al tema de la fertilidad. “Si las mujeres tienen claro que quieren ser madres, lo mejor es que lo sean jóvenes, porque a partir de los 35 años la pérdida de fertilidad es manifiesta. Incluso las mujeres que vitrifican sus óvulos para preservar su fertilidad a futuro, lo suelen hacer tarde”, subraya Marcos Meseguer, embriólogo y supervisor científico del IVI.

Quién es

Marcos Meseguer estudió Medicina en la Universidad Autónoma de Barcelona. Licenciado en Ciencias Biológicas y doctor en Biología reproductiva por la Universidad de Valencia. Meseguer es actualmente el Supervisor Científico, Embriólogo Clínico y Estadístico y profesor de Master de Biotecnología en el IVI Valencia. 

Con una población femenina que va retrasando paulatinamente el momento del embarazo, la vitrificación de embriones será un camino cada vez con mayor demanda. ¿Es así?

Sin duda. Lo cierto es que no se pueden eludir los cambios en la dinámica poblacional, porque las mujeres retrasan la maternidad muchísimo, cada vez más, e incluso cuando piensan en preservar la fertilidad, lo deciden tarde. Es cierto que físicamente una mujer con 34 años se ve estupenda, incluso con 40, pero lo cierto es que el ovario no va igual. Dicen ahora que los 50 son los nuevos 40, y los 40 los nuevos 30, pero el ovario marcha al ritmo biológico de siempre y los óvulos sí pierden calidad. A partir de los 35 años la pérdida de fertilidad es dramática, mujeres perfectamente fértiles con 25 años son infértiles con 35.

Pero vitrificar (deshidratar y congelar) y después desvitrificar y descongelar (rehidratar) tiene su nivel de dificultad cara a las posibilidades de implantación. ¿El porcentaje de éxito es alto?

Hablamos de lo que sobrevive a ese proceso. Se trata de un proceso que empieza por sacar el agua, meter el crioprotector, como un anticoagulante que evita que se formen cristales de hielo en las células; tras introducir el crioprotector queda el embrión o el ovocito inerte, es decir se detiene la vida; cuando después sacamos el crioprotector y ponemos el agua, la célula vuelve a la vida. Ese proceso de intercambio de líquidos depende de una estructura que es la membrana, y no todas son iguales. Se llaman membranas semipermeables porque dejan pasar lo que quieren; algunas permean mejor, otras peor y por eso no siempre funciona bien. Pero por lo general, estamos hablando de unas tasas de éxito de supervivencia a todo este proceso del 90%, aunque no es lo mismo en una mujer de 38 años que en otra de 28. En la más joven es muy probable que le sobrevivan el 98% y a la de más edad bastante menos. La edad también es crítica para el éxito de ese intercambio de agua.

“Cada vez más parejas necesitarán recurrir a las técnicas de reproducción asistida”

¿Cómo se evaluaba hasta ahora el potencial de implantación de los embriones (blastocitos) desvitrificados?

Históricamente se evaluaba a ojímetro. Cuando empecé en la embriología, hace ya muchos años, recuerdo que utilizábamos la palabra bonito; es bonito, todo muy subjetivo. Teníamos, de hecho, una casilla, cuando hacíamos todo a papel, que decía bonito. De hecho, hemos realizado estudios entre nosotros para ver qué grado de acuerdo tenemos entre los embriólogos expertos de más de diez años y es bastante moderado, a lo mejor nuestra concordancia no superaba un 65-70%; con lo cual era evidentemente una evaluación muy subjetiva.

Frente a ese método de evaluación del potencial de implantación embrionario ahora proponen el uso de Redes Neuronales Artificiales (RNA) basadas en la Inteligencia Artificial (IA). ¿En qué consiste? 

Aunque parezca complejo, la neurona artificial es algo muy simple. Nosotros tenemos millones de neuronas en el cerebro y cada una de ellas hace cálculos o integraciones sencillas; le llegan impulsos por varias dendritas, integra la información y después a través de un axón responde a la estimulación emitiendo un impulso eléctrico. En el caso de las neuronas artificiales es lo mismo, lo que tenemos son pequeñas estructuras virtuales que hacen cálculos simples, por ejemplo, una multiplicación, una división. Pero tenemos cientos de neuronas trabajando a la vez haciendo el mismo proceso de cálculo; si cada neurona hace un cálculo o una división y las organizo coordinadamente todas, se generan cálculos muy complejos que antes no se podían hacer. Pero realmente, en ese sentido, no hemos reinventado las matemáticas, sino que son cálculos sencillos, lo que ocurre es que lo hacemos masivamente y todos juntos integrándolos en un resultado. Por eso se llaman neuronas, porque son cientos y encima hablamos de capas. Como en el cerebro hay varias capas de neuronas, aquí también hay varias capas, dos, tres en modelos neuronales complejos. Redes neuronales complejas que hacen que también sean distintos los cálculos. 

¿Qué ventajas aporta este nuevo método de Inteligencia Artificial frente al método anterior?

Muchas. La primera es que hemos estandarizado un proceso y lo hemos automatizado. Y hemos demostrado que la máquina es tan buena como el ser humano. No hemos llegado al punto de decir que es mejor, pero desde luego es buena y, además, lo hace desde dos perspectivas. Por un lado, las redes neuronales utilizan el conocimiento adquirido por los científicos de los últimos años para integrarlo en modelos complejos, es decir utiliza todo lo que hemos aprendido hasta ahora, y además, por su cuenta, investiga y nos da información, por ejemplo, respecto a aspectos del desarrollo embrionario que nosotros no contemplábamos o no creíamos que fueran relevantes. Es decir, aporta y utiliza las informaciones adquiridas en el pasado combinándolas correctamente. El potencial es enorme y va creciendo. Conformen avancen los ordenadores y la capacidad de procesamiento de información, los modelos serán más resolutivos.

“Todavía hay muchas cosas, como los bebés a la carta, que nos quedan muy lejos”

El mayor éxito de implantación, ¿qué ventajas tiene desde el punto de vista del profesional?

Automatizar un proceso facilita todas las tareas complejas y artesanales. El embriólogo, que es a lo que yo me dedico, cada vez trabaja más de modo intelectual y menos mecánico, porque muchos de los trabajos mecánicos los están sustituyendo las máquinas. Para el profesional, las ventajas son la simplificación y facilidad en el día a día. En el caso de un médico, la máquina le puede ayudar a tomar decisiones o incluso proporcionarle información importante del paciente, lo que teniendo en cuenta el limitado tiempo del que los profesionales disponemos, es muy interesante. Si un médico dispone de media hora al día por paciente y tiene la posibilidad, a través de un ordenador, de proporcionarle más información 24-7, el trabajo se ejecuta mejor.

¿Y desde el punto de vista de la mujer hay menor riesgo, mayor certeza de implantación, menor necesidad de sobreexcitación hormonal?

Todo eso lo podemos agrupar en que primero perfeccionamos el tratamiento y acertamos más, dándonos la posibilidad de ser más efectivos. Por otro lado, también mejora la satisfacción de la paciente por el hecho de que se le pueda proporcionar información, por ejemplo, sobre sus expectativas. ¿Qué expectativas existen como paciente de conseguir un niño? ¿Cuáles son las probabilidades de éxito? Y aclara si tiene dudas sobre el tipo de tratamiento y el tiempo que va a durar la estimulación. Si esa información se facilita antes o durante el tratamiento mejorará la satisfacción como paciente. Todo eso repercute en beneficio del ciclo e incluso al aumentar la satisfacción también aumentan las posibilidades de que la paciente se quede embarazada al reducir su estrés y ansiedad.

Meseguer es doctor en Biología reproductiva por la Universidad de Valencia.

¿Tienen suficientemente contrastado el método Redes Neuronales Artificiales (RNA) de esta Inteligencia Artificial?

La Inteligencia Artificial no es una técnica de futuro, es una realidad. Ya está muy contrastado que es tan eficiente como el ser humano; no hay duda. Ahora pretendemos demostrar, y esto es más complejo, que las redes neuronales mejoran lo que hasta ahora hacíamos los humanos; pero hoy por hoy no hemos llegado a ese nivel.

¿Podría ayudar a retrasar el lapso de implantación del blastómero?

Sin duda. Porque podremos seleccionar antes el embrión con mayor potencial de implantación. Además, técnicas que antes eran muy largas, por ejemplo, para conocer el contenido cromosómico de un embrión, se pueden hacer en unos pocos días.  

Que este método avance y esperando que aún mejore hasta el 100% de efectividad, ¿será una buena noticia para mujeres que desean ser madres más allá de los treinta y tantos años?

La reproducción asistida ha mejorado mucho. Si fuéramos para atrás en el tiempo, ahora hace 15 años, de cada embrión que transferíamos, aproximadamente un 20% era un éxito; hoy ya estamos en el 50%. De ahí a conseguir el cien por cien falta mucho, porque no solo falta mejorar las técnicas en el laboratorio, también hay una limitación biológica y contra eso, por ahora, no hay nada. La reproducción asistida es una opción de tratamiento, pero no es terapéutica, aún no hemos llegado al nivel de mejorar la fertilidad de una paciente. Lo que tenemos es una mayor información y podemos advertir que si uno quiere tener hijos tiene que hacerlo joven o, si no, vitrificar. Puede que lleguemos a un punto muy alto de eficiencia y seguridad de que lo estamos poniendo bien, pero hoy por hoy no hemos llegado a ese nivel del 100%.

Esta sustancial mejora en el proceso de fecundación in vitro, ¿cree que animará a más mujeres a realizarlo?

Creo que hoy las mujeres tienden a retrasar su maternidad por aspectos sociales. También me da la sensación de que en las nuevas generaciones el concepto de maternidad lo tienen menos desarrollado o no les interesa. Por estos cambios en la sociedad creo que la reproducción asistida cada vez existirá más. Además, existen parejas que necesitan reproducción asistida porque no pueden tener hijos de forma convencional, y, como consecuencia de los cambios en la estructura de la sociedad, también parejas como las homosexuales que tienen que recurrir a la reproducción asistida. Lo normal es que cada vez más parejas tengan necesidad de recurrir a estos tratamientos. Añadamos que en España la natalidad es extremadamente baja y con mayor motivo acudirán a ella.