Los juegos y la interacción social con humanos y otros animales resultan básicos para el bienestar y la felicidad del perro. Por este motivo, hacer que juegue debe ser una de las principales tareas diarias dentro de la convivencia con el perro con el que convivamos. Además de divertido también reforzara elvículos entre el animal y el resto del os miembros de la familia.

Pero a veces, por diversos motivos, nuestro perro no parece muy interesado en jugar. Descartados posibles problemas de salud si resulta que es un cambio repentino, puede tratarse de un problema de sociabilización, de haber tenido una vida problemática antes de llegar a nuestro hogar común, o simplemente nadie le ha enseñado a hacerlo.

Por ello vamos a proponer una serie de trucos y actividades para que empiece a jugar y su desarrollo social y mental sea el adecuado. Dos son los escenarios posibles, el exterior y el hogar. Cada uno presenta oportunidades distintas.

Que el humano sea el primero en lanzarse a jugar es un estímulo para el perro. Freepik

En la calle.

Fuera de casa, en la calle, en el parque o durante los paseos por el campo, nuestro can encontrará un estimulante entorno que explorar. Para nosotros ofrece la posibilidad de recurrir a oportunos recursos de fortuna para motivarlo a jugar.

  • Al parque se puede acudir con algún juguete que pueda gustarle, como pelotas, huesos, mordedores. Ramas y palos que se encuentre de camino pueden resultarle estimulantes por la novedad. Más de un perro ha vuelto a casa llevándose un palo o una rama encontrada en el camino.
  • A veces lo que necesita es un congénere que le anime a correr y a perseguirse, por loq ue acudir a un área de esparcimiento canino puede ser la solución. Pero hay que estar muy atento a sus reacciones, ya que el problema puede ser también una débil socailización y hay que adelantarse a los problemas.
  • Llevarlo a conocer sitios nuevos puede ser una manera de que se interese más por el exterior y encontrar maneras nuevas de divertirse. La playa y la montañas son entornos en los que hay muchas cosas que descubrir.
  • Nosotros mismos podemos ser el juguetes y ser quienes le persigan o ser perseguidos. En el exterior hay más espacio para poder hacerlo. Somos miembros de la misma manada y de confianza, quizá mejor un conocida humanos que otro perro por conocer.

En el hogar

Puede que en casa, en su refugio se sienta más relajado y más predispuesto propuestas de juego. Eso sí, deberán ser juegos más tranquilos que la calle.

  • Las prácticas de obediencia, como enseñarle a sentarse, tumbarse, buscar lo mantedrán mentalmente atento y activo, además de recibir premios, lo que siempre les gusta. 15 minutos al día bastarán para que aprenda y se entretenga.
  • Los juegos de inteligencia, debidamente estimulados con comida, lo mantendrán ocupado. Además si lo dejas solo evitarán que se aburra, alejando otros problemas de comportamiento.
  • Las pelotas y los muñecos puede que no le interesen mucho por sí mismos, pero si eres tú quien empieza a manejarlos y te incluyes en el inicio del juego, acabarán convirtiéndose en sus preferidos.
  • Los perros disfrutan recibiendo atenciones por lo que unir juegos y mimos pueden ser un estímulo..