El huevo es uno de los alimentos más básicos de nuestra dieta, por lo que está presente prácticamente en las cocinas de todos los hogares. Es muy nutritivo, de forma que un solo huevo aporta seis gramos de proteína y 14 nutrientes esenciales, incluyendo vitaminas A, B, D y E, además de ser fuente de calcio, selenio y yodo.

Puesto que podemos degustarlo de muchísimas formas distintas, en tortilla, en revuelto, frito, cocido, escalfado, pasado por agua o estrellado, y por su gran utilidad en la elaboración de salsas o de recetas de repostería, lo más seguro es que nos toque manipularlos a diario.

Nadie estamos a salvo de que a causa de un descuido, una torpeza o un inoportuno resbalón el huevo crudo acabe estampado en el suelo. Y lo peor no es tener que tirar el huevo a la basura sino el engorro que supone limpiarlo.

Hagas lo que hagas sentirás que recoger esa sustancia viscosa escapa totalmente a tu control y se convierte en una tarea farragosa y desquiciante. Lo intentas con una bayeta, con papel de cocina, con la fregona... y lo único que consigues es esparcirlo todavía más.

Sin embargo, existe un truco infalible que te resultará muy útil para recoger el huevo del suelo. Es importante que actúes con la mayor rapidez posible, ya que de esa forma evitarás que la mancha se incruste e impregne la superficie de un desagradable olor.

Un huevo esparcido por el suelo. Freepik

El secreto está en la sal

En primer lugar, echa sobre el huevo un buen puñado de sal que lo cubra completamente. Déjalo reposar unos 15 minutos hasta que la sal solidifique la mayor parte del huevo pegajoso y pasado ese tiempo verás cómo ha cambiado su consistencia viscosa. Como te sirve cualquier tipo de sal, puedes echar mano de la sal de mesa yodada que guardas en el armario para condimentar la comida.

A continuación, ya puedes recoger del suelo el huevo endurecido por la sal con la ayuda de un papel de cocina, una bayeta o una espátula. Una vez que lo hayas retirado por completo, limpia la superficie sobre la que se ha derramado con una fregona o una bayeta impregnada en desinfectante para eliminar cualquier residuo.

Si han pasado unos minutos y el desagradable olor que desprende el huevo ya ha impregnado el suelo, limpia la zona con una mezcla de agua y vinagre blanco o vinagre de limpieza. Su poder antibacteriano y desodorizante te permitirá desinfectar y neutralizar el olor a la vez.

Otras propuesta para acabar con el desagradable olor del huevo es espolvorear bicarbonato de sodio o harina en el lugar en el que se ha derramado y dejarlo reposar 5 minutos. También puedes hacer una pasta con café en polvo y agua, dejarla actuar sobre la superficie y frotar después.

En cualquier caso, no utilices productos químicos como detergentes o ambientadores para tratar de tapar el olor del huevo, ya que la mezcla de olores hará que el resultado sea desastroso.