El pequeño viñedo mimado por una familia. La tradición del terruño traspasada de generación en generación. Cada cepa cuidada como si fuera una hija. Cada racimo, seguido en su maduración. Imagínense ese proceso repetido 200 veces. Ahora añádanle un equipo profesional fogueado en los más modernos procedimientos de gestión de la viticultura, la enología y la distribución. Súmenle una marca moderna que busca la perfección en su posicionamiento. Tendrá la fórmula de Bodegas Zinio. Una fórmula en la que el juego de la pelota puso su granito de arena.

 

Quien mejor lo explica es el presidente de Zinio, Ricardo Leza. "Hoy en día los chavales piensan en jugar al fútbol. Pero en los años ochenta, la juventud de Uruñuela quedaba por las tardes en el frontón y jugaban a pelota. Querían ser como Retegi, como Lajos, como Barberito. Dos de esos chicos hablaban a menudo de formar una cooperativa para mejorar las posibilidades de sus viñedos".

 

Leza sitúa ese momento en un contexto en el que la masa vegetal de la zona, que incluye Huércanos, Cenicero y Nájera, "crecía más de lo que podía manejar cada una de las pequeñas bodeguitas que teníamos en nuestras casas". Vieron que aquello no era viable y tampoco tenía sentido vender aquella uva tan preciada a terceros. Igual que maduran los racimos al sol de Uruñuela y Cenicero, maduraron la idea. Copa a copa fueron extendiendo la idea. Hasta que un frío día de diciembre de 1985 varias familias firmaron las escrituras de la constitución de una cooperativa de pequeños productores. Hoy son 200. Suman 450 hectáreas de tierras colindantes, a distintas alturas y con diferentes tipologías. Muchas, acariciadas por las raíces de las preciadas cepas viejas.   

 

Visión de futuro

"La nuestra sigue siendo una agricultura social, la agricultura de minifundios, en la cual vamos intentando mantener nuestro patrimonio, que son todos los viñedos viejos. De ahí salen después los grandes vinos que producimos. La extensión más habitual ronda la media hectárea, así que en la bodega reunimos la producción de en torno a mil parcelas", explica el presidente. Añade Leza que la cooperativa se formó hace mucho pero "es un proyecto de futuro quienes vengan detrás. Nadie planta viñas de hoy para mañana, ni para la próxima década. Esto nace para que nuestros hijos sean capaces de vivir de lo mismo que vivimos nosotros". Esas nuevas generaciones podrán seguir cuidando los viejos viñedos que producen los vinos de gran calidad con los que Bodegas Zinio sorprende a 'vinelovers' del mundo entero año tras año.

 

Ricardo Leza asegura que hay cantera. Y que existe interés en la zona por el vino. "Hace unos días celebramos una jornada de puertas abiertas; se trata de un evento que se realizamos cada dos años para dar a conocer los vinos de la localidad. Se acercaron más de 2.000 personas a catar los vinos, muchas de entre 20 y 30 años. Algo estaremos haciendo bien".

"La nuestra sigue siendo una agricultura social, la agricultura de minifundios"

"La nuestra sigue siendo una agricultura social, la agricultura de minifundios"

 

Entre lo que Bodegas Zinio está haciendo bien cabe subrayar la contratación de un equipo de gestión absolutamente profesional. Relata Leza que "nos dimos cuenta que necesitábamos un cambio, un impulso nuevo, un dinamismo diferente". Los cooperativistas se centraron en el cuidado de los viñedos. Y profesionalizaron el testo de las áreas "para las que no habíamos estudiado". El presidente narra que en un viaje en torno a 2004 encontró sobre la mesa de un asador argentino en la costa de Málaga una botella de vino de una bodega de al lado. Y eso le dejó claro el objetivo. "Pensé que eso era lo que yo quería para la cooperativa: que la gente, cuando saliera de su casa, sintiera el orgullo de encontrar sus vinos en cualquier parte del mundo. Si lo conseguimos, fantástico". Leza se confiesa consciente de que "para eso se necesita mucho cariño, hacer las cosas bien y paciencia, que las cosas no son para hoy ni para mañana, pero creemos en el camino, estamos". Es la expresión de la sabiduría tenaz de alguien orgulloso de pisar la misma tierra que sus antepasados y que poda las mismas vides. Pero con la mirada puesta en el futuro.

 

"Nos dimos cuenta que necesitábamos un cambio, un impulso nuevo"

"Nos dimos cuenta que necesitábamos un cambio, un impulso nuevo"

Obsesión por la marca

Fernando Villamor, gerente de Bodegas Zinio, pasa el arado por el mismo surco que Ricardo Leza cuando dice que "esta no es una empresa al uso, es el sueño de una serie de personas a las que acompañamos en ese camino; para nosotros ese es objetivo". Y ya se han superado varias etapas en esa ruta. "Hemos elaborado una gama de vinos muy importante", recalca con orgullo Villamor, aunque reconoce que juegan con ventaja porque "la Rioja es una zona perfecta para cultivar uva y existe una tradición tremenda, nuestros viticultores vienen de generaciones atrás con lo que sus conocimientos son mayores que los de otras zonas". Las cepas viejas de Uruñuela, Huércanos, Cenicero y Najera aportan a Zinio un valor diferencial: viñedos que producen menos kilos en cantidad pero con un componente de matices y calidad difícil de igualar. 

 

La próxima etapa que se ha fijado el gerente es la de la marca. "Lo único que nos falta ahora es trabajar una marca que sea reconocible en los mercados. Hace tres años nos propusimos convertirnos en una de las 100 marcas de referencia en España". Fernando Villamor sabe que no es tarea fácil y que tardarán casi una década más en alcanzarlo. Pero tampoco resulta sencillo mimar las vides amanecer tras amanecer. "Tenemos un nombre con Z, potente, como los vinos que guardan las botellas", asegura con orgullo el gerente de Bodegas Zinio.

 

"Hemos elaborado una gama de vinos muy importante"

"Hemos elaborado una gama de vinos muy importante"

  

La máxima responsable del resultado final de esos vinos potentes es la enóloga María Martínez. Zinio es una bodega con acento de mujer: cinco de los siete miembros del consejo rector son mujeres, igual que el 80% de profesionales con contrato. Tradición evolucionada.

María dice trata a los vinos de cada años como si fueran sus hijos. Son 22 en total. Blancos, rosados, reservas, crianzas. Y semicrianzas. "Es una categoría que no existe en Rioja: no es un joven, pero tampoco llega a crianza, es un madurado. Paramos la crianza antes del año para que tenga la estructura que proporciona la madera pero no alcanzamos la crianza final", explica la enóloga. Se trata de vinos que facilitan el tránsito hacia los crianzas a aquellas personas habituadas al consumo de vinos jóvenes. "Tienen la fruta muy bien integrada y la madera no pesa mucho", describe Martínez. Un vino perfecto para abrir la puerta hacia los crianzas a quienes 'txikiteen' con vinos de año.

Orientación al consumidor

La enóloga asegura que "cada vino tiene su público" y que "aunque antiguamente se asociaba a los Reservas con personas mayores de alto poder adquisitivo, actualmente estamos elaborando Reservas muy asequibles en cuanto a precio y de gran calidad, pero sin alcanzar el clasicismo que deje de encajar con la gente joven". Afirma la experta que "la gente joven busca fruta, busca vinos divertidos, fáciles de beber, incluso golosos" y tiene muy claro que "si el público pide vinos divertidos, hay que dárselos".

"Actualmente estamos elaborando Reservas muy asequibles en cuanto a precio y de gran calidad"

"Actualmente estamos elaborando Reservas muy asequibles en cuanto a precio y de gran calidad"

 

En esa misión de satisfacer al público está cumpliendo con creces el crianza 'Lágrimas de María'. Un tinto monovarietal Tempranillo. "Es la uva de nuestra zona, muy sencillo de interpretar con el resultado que queremos obtener como crianza de Rioja, pero le hemos dado un cambio de aires, fácil para el consumidor final, muy llamativo a copa parada, diferente, con la fruta muy bien integrada y mucho cuidado en la madera gracias a un parque de barricas que vamos renovando".

 

Sin pretenderlo, María Martínez describe la filosofía de Bodegas Zinio: el Tempranillo, tan característico de Rioja; los Crianza, bandera del Rioja; y, sin embargo, han recibido una vuelta de tuerca. Han evolucionado.

La enóloga María Martínez describe la filosofía de Bodegas Zinio

La enóloga María Martínez describe la filosofía de Bodegas Zinio

 

Los viticultores de los pequeños viñedos tradicionales, labrados generación tras generación a orillas del Ebro y el Najerilla, en Uruñuela, Cenicero, Huércanos o Nájera, se han planteado llegar a todo el mundo con sus vinos de viejas cepas. Lo conseguirán a través del soplo de modernidad que supone Bodegas Zinio en Rioja.