El ascenso tendrá que esperar. El Alavés estuvo muy cerca de lograr la hazaña en su visita a Gran Canaria. Lo tuvo en cuestión de centímetros. La batalla final se decidió en unos detalles que, desgraciadamente, no fueron favorables para los intereses vitorianos. Los de Luis García se ajustaron al plan establecido desde el primer minuto de frenar las individualidades técnicas de los canarios, pero el notable rigor defensivo y la pujanza de los atacantes babazorros fueron insuficientes para regresar a la capital alavesa con un ascenso directo.

El Alavés hizo méritos como para lograr el ansiado billete a Primera. Sin embargo, la mala fortuna volvió a perjudicar a un equipo que lo dio todo sobre el terreno de juego. Al Glorioso tan solo le valía un triunfo para certificar el ascenso, pero un Las Palmas cómodo en las numerosas interrupciones y pérdidas de tiempo frenó en seco la ilusión de toda una ciudad. El cuadro vitoriano se fundió tanto en defensa como en ataque y, de hecho, tuvo en sus botas las ocasiones más claras de la contienda.

Entre ellas, un mano a mano de Villalibre ante Valles que el vizcaíno no fue capaz de materializar entre los tres palos. Ese fue, quizás, el detalle que perjudicó en mayor medida a los de Luis García, insistentes durante los 90 minutos. Las continuas interrupciones de García Verdura también castigaron con severidad a un Alavés que realmente fue a por el partido. Los de García Pimienta, caracterizados durante años por plasmar un fútbol vistoso y de mucha finura técnica gracias a su arsenal ofensivo, aprovecharon su condición de local y la falta de personalidad del colegiado para lograr el valioso punto que necesitaban.

Con todo en ataque

Luis García quemó las naves para tratar de lograr los tres puntos. El Alavés acabó el partido con un generoso abanico de atacantes como Villalibre, Miguel, Jason, Rioja y Rober; pero la suma de todos esos ingredientes se dio de bruces con un Las Palmas que se limitó a dejar pasar los minutos. En un escenario de tal presión y exigencia anímica, el Glorioso pecó de inocencia en sus contraataques. Varios de ellos, encabezados por Miguel, se escurrieron por una errática toma de decisiones. No hay duda de que las piernas pesaron más de la cuenta en el último tercio del campo. Una zona que es donde, precisamente, más clarividencia y pausa se demanda.

Queda vida

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Ahora bien, el Alavés dispone de una última bala para regresar a la máxima categoría mediante el play off. Un camino áspero por el que el equipo de Luis García no quería transitar, pero que a fin de cuentas es la única vía para rubricar el tercer billete que se oferta hacia Primera. En apenas una semana el Glorioso tendrá que afrontar un cruce de altos vuelos ante el Eibar. Las sensaciones con las que el conjunto vitoriano afronta las eliminatorias se pondrán a prueba ante el vecino guipuzcoano, un rival contra el que, durante la temporada regular, los babazorros han sumado un empate y un triunfo.

El punto logrado en Gran Canaria poco tiene de reconfortante para el vestuario albiazul, pero es evidente que el Alavés dio la cara en un contexto donde tenía muchos aspectos en contra. Uno de ellos, el indudable aliento del público canario, que acabó saliendo victorioso en un enfrentamiento que se pudo decantar para cualquiera de los contendientes. Por ello mismo, los de Luis García han de mantener la cabeza alta y, sobre todo, hacer “reset” en la mente para lo que viene próximamente. En unos play off que serán similares a la última jornada de Gran Canaria en lo que a los detalles se refiere, el Alavés ya debe tener la lección más que aprendida.