El ascenso del Deportivo Alavés a Primera División tendrá que esperar. Pese a que lucharon hasta el final en su duelo decisivo contra Las Palmas, los babazorros no lograron batir anoche la portería canaria y el empate (0-0) les impidió hacerse con uno de los dos billetes directos a la élite. En el play off, el Glorioso se verá las caras con el Eibar, siendo la ida en Ipurua y la vuelta en Mendizorroza. 

Para el asalto al Gran Canaria, Luis García Plaza recuperó, tal y como se esperaba, a Luis Rioja y sorprendió con dos de los nombres de su once. Aparte de dar continuidad a Asier Villalibre, a quien recompensó por su gran actuación ante el Málaga, el madrileño apostó de nuevo por Abde Rebbach, moviendo al sevillano a la banda derecha, e introdujo en el centro del campo a Carlos Benavídez, cuya última titularidad había sido en marzo.

Ese cambio en la sala de máquinas, optando por un pivote más posicional, provocó que el Alavés apenas sufriera en los primeros compases de la contienda. Y eso que, como se preveía, los canarios dominaron la posesión con una estadística cercana al 70 %, la cual, eso sí, valió de poco gracias a la solidez de los albiazules. Además, sorprendió la falta de eficacia de los locales en sus combinaciones ofensivas, en las que seguro influyeron los nervios.

Solo Sandro Ramírez, su delantero en mejor racha, fue capaz de generar algún ¡huy¡ en el feudo amarillo a lo largo de la primera mitad. Se llegó al descanso con el 0-0 y lo más reseñable, al menos en el plano futbolístico, fue la lesión muscular de Pejiño, quien fue sustituido a los 20 minutos de juego por Marvin. Por lo demás, dio la sensación de que ninguno de los dos contendientes estaba dispuesto a arriesgar más de lo debido.

Tampoco fue fácil que el Alavés lo hiciera, cabe mencionar. Las interrupciones, demasiado forzadas por los jugadores de Las Palmas, protagonizaron gran parte del primer tiempo y el colegiado, García Verdura, no hizo nada para evitarlo. Se podría decir, incluso, que las favoreció, pues señaló varias faltas cuando menos rigurosas. Además, condicionó bastante el guión babazorro al mostrar la tarjeta amarilla tanto a Blanco como Benavídez.

Por parte de los gasteiztarras, el acercamiento más interesante fue fruto de un balón parado de Abde, cuyo lanzamiento, casi raso, tuvo que despejar Suárez para no poner en apuros al guardameta Valles. Villalibre, a la media vuelta, también intentó generar peligro minutos antes, pero, aun así, el Glorioso se marchó a los vestuarios consciente de que, tras la reanudación, tendría que proponer algo más para competir por la ansiada victoria.

Con esa idea en mente, Luis García dio entrada, poco después de arrancar la segunda mitad, a Toni Moya y Miguel de la Fuente en lugar de Blanco y Abde. Y así, sin previo aviso, el Alavés generó la mejor ocasión de toda la noche. Fue Villalibre, aprovechando un pase en profundidad, quien se plantó ante Valles y, por desgracia, no pudo enviar el balón a la red en el mano a mano. La intervención del portero amarillo fue decisiva, eso sí.

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Esa oportunidad, curiosamente, agitó por completo el partido, aunque solo durante un breve tramo del mismo. Las Palmas intentó quitarse la presión de encima y, en esa tentativa, concedió más de lo previsto en defensa. Una circunstancia que aprovechó el Glorioso para salir al contragolpe, pero sin demasiado fortuna en los últimos metros. Entonces, saltaron al césped Jason y Rober en detrimento de Tenaglia y Guridi -más tarde lo haría Salva Sevilla-.

Ya en la recta final de la contienda, el Alavés no tiró la toalla y siguió buscando el triunfo del ascenso. Sin embargo, los canarios recuperaron la fortaleza defensiva que habían mostrado durante toda la noche y, de esta manera, impidieron que los visitantes se acercaran a su meta. Tanto fue así que el encuentro terminó sin ocasiones claras por parte de ninguno de los dos equipos, lo que mandó a los babazorros a la promoción.