La paciencia de los protagonistas del fútbol español respecto al VAR está llegando a su límite. Los errores de quienes emplean la tecnología, los colegiados, se están convirtiendo en algo cada vez más cotidiano e inverosímil y esto, como era de esperar, está afectando especialmente a la Segunda División, donde los recursos son bastante inferiores y, además, las proclamas de los clubes no alcanzan ni mucho menos el volumen deseado.

Un claro ejemplo de que el videoarbitraje navega a la deriva en este país puede encontrarse al revisar el duelo entre la Ponferradina y el Alavés de ayer, aunque muestras de ello hay para todos los gustos cada jornada. En el minuto 36, Asier Villalibre fue atropellado por José María Amo dentro del área local y, en vez de valorar si la acción merecía penalti o no, Rafael Sánchez López le mostró la tarjeta amarilla al delantero babazorro. 

Dicha decisión, como es lógico, generó malestar entre el alavesismo, sobre todo porque la pena máxima, vista desde fuera, parecía evidente y podría haber cambiado el curso de la contienda, igualada en ese momento. Ahora bien, si el desenlace por el que optó el colegiado murciano ya fue inconcebible de por sí, más absurda aún fue su explicación en el acta. En concreto, el Búfalo fue amonestado por “disputar el balón de manera temeraria”. 

Es decir, Sánchez López convirtió a Villalibre en el infractor de la jugada cuando, en realidad, fue la víctima, pues, si Amo no le hubiera placado, él no habría golpeado al portero Amir. Y todo lo anterior, cabe recordar, ocurrió con el beneplácito de Adrián Cordero Vega, quien, desde la sala del VAR, optó por no intervenir en la acción, lo cual, en otras ligas europeas, sería merecedor de al menos una advertencia, si no alguna semana en la nevera.

A raíz de tal descalabro, enésimo en la lista del comité arbitral, fueron varios los protagonistas de LaLiga SmartBank que acudieron a las redes sociales para mostrar su descontento. Por ejemplo, Eder Sarabia, entrenador del Andorra, comentó que el VAR “está para jugadas como la de Villalibre”, a lo que respondió Pablo Iñiguez, jugador del Villarreal B, con la frase “ha sido acojonante”. La situación merece reflexión.