Pese a que comenzar el curso con una victoria no es ni mucho menos determinante –sobre todo en una categoría tan extensa y cambiante como es la Segunda División–, los tres puntos que consiguió el Deportivo Alavés en Butarque fueron extremadamente positivos. Tanto para la plantilla, que vio recompensado su esfuerzo en pretemporada y trabajará esta semana con sensaciones positivas, como para la afición, la cual necesitaba un inicio como este después de las decepciones acumuladas a lo largo de la anterior campaña. 

Además, para alegría de los supersticiosos, la historia dice que no viene nada mal recuperar los buenos hábitos, porque, si se echa un vistazo a los dos últimos ascensos, se puede observar que uno y otro arrancaron de la misma manera. En la temporada 2015-16, con José Bordalás en el banquillo, el Glorioso venció al Huesca en la primera jornada y varios años atrás (2012-13), a las órdenes del Natxo González, los albiazules fueron capaces de superar al Barakaldo; ambos, al igual que el pasado sábado, a domicilio.

Algo que puede no parecer sumamente difícil, ya que al final es un triunfo que cuenta como otro cualquiera, pero que, en realidad, sí lo es por dos razones. La primera, el hecho de que el Alavés se plantara en Butarque con la plantilla aún por terminar, lo que influye sobremanera a la hora de plantear un encuentro; y la segunda, la falta de frescura en las piernas que tienen los futbolistas a estas alturas de la campaña, cuando un tanto, como el que marcó Naim para el Leganés, puede conllevar firmar las tablas.

Esta curiosidad, la de sumar tres puntos en la fecha inaugural, también fue característica de dos de los tres ascendidos la temporada anterior. Mientras que el Real Valladolid comenzó su camino de regreso a la élite con un empate en el Gran Canaria, el Almería y el Girona derrotaron al Cartagena y el Amorebieta respectivamente. Aunque, en esa misma línea, cabe mencionar que a los catalanes no les fue muy bien posteriormente, pues llegaron a acumular tres derrotas consecutivas en las cinco primeras fechas.

Quien, al igual que los pucelanos, tampoco necesitó conseguir un triunfo en la primera jornada para ascender fue, precisamente, el actual técnico babazorro. En su paso por el Mallorca, durante el ejercicio 2020-21, Luis García arrancó la liga perdiendo en casa con el Rayo Vallecano y, sin embargo, terminó promocionando a Primera de manera directa y, además, manteniendo en todo momento el ritmo del Espanyol, claro favorito por historia, presupuesto y plantilla. 

En esto último, seguro ayudó que, tras dicha decepción frente a la escuadra rayista en el estreno, los bermellones no volvieran a conocer la derrota hasta el mes de diciembre. En total, el entrenador madrileño encadenó una racha de 17 partidos invicto, en los que, asimismo, consiguió nada menos que doce victorias. Una racha que, sin duda, será extremadamente complicada de repetir esta temporada.