Muchos futbolistas profesionales, cuando cuelgan las botas, optan por alejarse de todo lo que rodea a este deporte y enfocan su vida laboral hacia sectores muy distintos. Otros, sin embargo, intentan seguir relacionados con el mundo del balompié y para ello, antes de nada, reflexionan sobre qué perfil les encaja más, pues, como ya es sabido, no todo jugador, por muy bueno que haya podido llegar a ser, tiene las cualidades necesarias para ser entrenador. Ahora bien, uno que sí lo pudo ser pero terminó decantándose por los despachos y la grada es el exalbiazul Santi Carpintero, quién, en la actualidad, trabaja como asesor deportivo para la agencia de representación Tactic Grup.

¿Cómo es un día laborable de Santi Carpintero?

–Mi labor, como asesor deportivo, es moverme por Madrid y la zona noroeste de España en busca de posibles jugadores a los que la agencia pueda representar. En especial, me centro en esos jóvenes, de canteras de equipos de Primera y Segunda División, que puedan valerse de nuestra ayuda para ser profesionales y hacer carrera en el mundo del fútbol.

Cuando se retiró, ¿tuvo claro que quería seguir vinculado al mundo del fútbol?

–Qué va, para nada. No tuve una carrera fácil y necesité desintoxicarme del fútbol durante un tiempo. Entre los problemas que tuve en el Alavés, la decepción que supuso no seguir en el Málaga después de ascender a Primera y los asuntos extradeportivos del Córdoba, terminé completamente asqueado de este mundillo.

“Es fundamental que haya buen ambiente en el vestuario para que un equipo opte al ascenso”

“La afición no debe preocuparse por el mercado; su parón es generalizado”

Entonces, ¿qué le hizo volver?

–Un compañero que tuve en el Albacete, Tito Blanco –actualmente en el Real Oviedo tras dejar el Alavés este verano–, fichó por el Levante y me llamó para entrar con él en la dirección deportiva. Le conocía muy bien, porque habíamos hecho juntos los cursos para dicho puesto, también sabía que él valoraba mis capacidades tanto futbolísticas como personales y, finalmente, acepté.

¿Se planteó ser entrenador?

–Me gustaba la idea y me saqué los dos primeros niveles; además, por mi perfil y la posición que ocupaba en el campo cuando era jugador, creía que se me daría bastante bien, pues controlaba mucho en el aspecto más táctico. Sin embargo, me olvidé de esa posibilidad una vez empecé en el ámbito de la dirección deportiva y el scout.

Hoy en día se ha popularizado mucho el seguimiento por vídeo, ¿usted es de los que prefiere el scout in situ?

–Sin duda. En Chipre, cuando estuve en el AEK Larnaca, calibré la diferencia entre ver partidos en vídeo o en directo, porque allí se ficha mucho extranjero y, encima, coincidió con la pandemia, que limitó mucho los desplazamientos, y mi opinión es muy clara. Me fío cero de las plataformas digitales; yo me guío por lo que veo en los campos de fútbol y lo que me transmiten estos partidos. Entiendo que los datos pueden ser útiles para ciertas cosas, pero en la gran mayoría de casos no son tan relevantes como la gente piensa. Bajo mi punto de vista, las mejores direcciones deportivas son las que mayores recursos invierten en que sus ojeadores vayan a los encuentros.

¿Qué recuerdo tiene de su etapa en el Alavés?

–El Glorioso me permitió jugar en Primera División y aquel año fue, como futbolista, el que más disfruté de mi carrera y en el que más demostré. No obstante, lo extradeportivo lo ensució absolutamente todo; nada de lo que pasaba en el club bajo las órdenes de Piterman era normal. Ni siquiera sé aún cómo pudimos llegar a la última jornada con opciones de mantener la categoría, porque no había día sin que ocurriese algo surrealista.

¿Qué le ha parecido la reciente reaparición de Piterman?

–Qué puedo decir… la definiría como lamentable. Lo siento mucho, pero poco tiene que ver con la realidad. Fueron solo sus decisiones las que llevaron al Alavés a pasar por uno de los momentos más negros de su historia.

¿Ha seguido al conjunto babazorro en los últimos años?

–Claro, siempre he estado pendiente tanto del Alavés como de los demás equipos en los que he jugado. Además, por mi trabajo, suelo estar mucho en Vitoria; el jueves, sin ir más lejos, estuve allí hablando con Sergio Fernández y presentándole nuestra agencia.

“Nada de lo que pasaba en el ‘Glorioso’ bajo las órdenes de Piterman era lógico; todo fue surrealista”

“No tuve una carrera fácil y, al retirarme, necesité desintoxicarme del mundo del fútbol”

¿Y qué opina de su trayectoria?

–Visto desde fuera, creo que se ha jugado con fuego varios años seguidos y que lo lógico al final era que el temido descenso terminase llegando. Asimismo, considero que el club ha estado muy penalizado por el presupuesto que ha manejado; al contrario que otros equipos como, por ejemplo, Osasuna, no he visto que el Alavés haya aprovechado sus seis temporadas consecutivas en Primera para ir mejorando poco a poco su plantilla. No hay que olvidar que esta última es el motor de todo lo demás y que, aunque luego siempre se puede tener una mala campaña, se debe intentar echar toda la carne en el asador.

Supongo que estará al corriente del mercado, ¿está bastante parado, verdad?

–Sí, pero la afición no debe preocuparse, ya que es algo generalizado. El control económico de LaLiga ha provocado que todos los clubes intenten vender antes de fichar y, en consecuencia, hay mucha más oferta que demanda. Debemos ser pacientes.

¿Qué perfil de jugador suelen buscar los equipos recién descendidos como el Alavés?

–Normalmente, estos clubes se interesan por futbolistas que conozcan la categoría y, si es posible, también con experiencia en ascensos. Muchas veces, los aficionados se fijan en descartes de Primera y, en realidad, es mejor incorporar en la mayoría de casos a gente con trayectoria en la categoría, que son los que más marcan la diferencia.

¿Debería notarse la ventaja que tiene el club gasteiztarra debido a la ayuda por el descenso?

–Sí, pero mucho menos que hasta ahora. La realidad es que el Glorioso ha salido perjudicado por el reparto de los pagos –60% el primer año y 40% el segundo– de la ayuda y, por consiguiente, no va a tener ni mucho menos el margen que, sin ir más lejos, disfrutaron el Eibar o el Real Valladolid el verano pasado. En parte, me parece injusto, pero también lo es que los recién descendidos tengan tanta ventaja respecto a los demás.

Ascender a Primera División es un auténtico reto, pero usted es un especialista, pues lo logró tres veces, ¿qué debe tener un candidato?

–Yo creo que una de las cosas más importantes es el valor humano y las relaciones interpersonales dentro del vestuario. Todos los equipos pasan por malos momentos y es ahí cuando un buen grupo de trabajo, con sintonía entre todos sus integrantes, destaca. Para mí, es súper importante que haya buen ambiente y muchas veces pesa más eso que la capacidad técnica, física o deportiva que tenga el grupo.